El cruce peatonal más famoso del planeta: hasta 3.000 personas lo atraviesan cuando el semáforo se pone en verde. La mejor vista es desde el Shibuya Sky (490 m) o el Starbucks de QFRONT. Justo al lado está la emotiva estatua del perro Hachikō.
El templo budista más antiguo de Tokio (año 645). La puerta Kaminarimon con su farol rojo gigante y la calle comercial Nakamise-dōri llena de dulces tradicionales y souvenirs son pura esencia del Japón clásico. Al atardecer, con los faroles encendidos, es mágico.
Con 634 metros, la torre más alta del mundo. Dos miradores: Tembo Deck (350 m) y Tembo Galleria (450 m). En días claros se ve el Monte Fuji. Consejo: compra el fast-track online para evitar colas de horas.
El paraíso otaku: anime, manga, maid cafés, figuras coleccionables y arcades 24 h. Imperdibles: Yodobashi Akiba, Radio Kaikan y los callejones de segunda mano donde se encuentran auténticas joyas a mejor precio.
Un bosque de 70 hectáreas en pleno centro dedicado al emperador Meiji. El camino bajo los enormes torii de madera es uno de los lugares más fotogénicos de Japón. Los fines de semana suelen celebrarse bodas tradicionales shinto.
Residencia actual del emperador. El palacio solo abre dos días al año, pero los Jardines del Este (East Gardens) son gratuitos y están abiertos casi siempre. El foso y los muros del antiguo castillo de Edo son impresionantes.
La meca de la moda kawaii y la cultura juvenil. Crepes gigantes, ropa extravagante y tiendas cosplay en Takeshita Street. A pocos pasos, la elegante avenida Omotesandō con boutiques de lujo y arquitectura vanguardista.
Arte digital inmersivo que te deja sin palabras. La nueva sede de teamLab Borderless (2024) es la más espectacular hasta la fecha. Reserva con meses de antelación: ¡se agotan siempre!
Neones, vida nocturna y energía pura. Kabukichō (barrio rojo seguro), los 200 mini-bares de Golden Gai y el mirador gratuito del Edificio del Gobierno Metropolitano (piso 45) con vistas mejores que muchos de pago.
Desde 2018 el mercado mayorista está aquí. Puedes ver la subasta del atún (solicitud con meses de antelación) o simplemente comer el sushi más fresco del mundo en los restaurantes del complejo (Sushi Dai y Daiwa Sushi son leyenda).
Tokio no se recorre, se vive. Cada barrio tiene su propia personalidad y, aunque parezca caótico, todo funciona como un reloj suizo. ¡Prepárate para enamorarte!