La Plaza Roja es el corazón simbólico de Moscú y uno de los lugares más icónicos de Rusia, rodeada de edificios históricos como la Catedral de San Basilio y el Kremlin. Con una extensión de más de 70,000 metros cuadrados, ha sido testigo de desfiles militares, celebraciones y eventos clave en la historia rusa. Visítala al atardecer para admirar las luces y no te pierdas el Mausoleo de Lenin.
Ubicado en el Palacio de Invierno, el Hermitage es uno de los museos de arte más grandes del mundo, con más de 2.7 millones de obras que incluyen masterpieces de Da Vinci y Rembrandt. Fundado por Catalina la Grande, sus salas ornamentadas y colecciones abarcan desde antigüedades egipcias hasta arte moderno. Dedica al menos un día entero para recorrerlo.
Construida en el siglo XVI por orden de Iván el Terrible, esta catedral multicolor con nueve capillas y cúpulas en forma de cebolla es un símbolo de la arquitectura rusa. Situada en la Plaza Roja, su interior está decorado con mosaicos y frescos vibrantes. Representa la victoria sobre los tártaros y ofrece vistas panorámicas desde sus torres.
Esta fortaleza amurallada es el centro político e histórico de Rusia, con palacios, catedrales y el Arsenal que alberga tesoros como los huevos Fabergé. Como residencia del presidente, combina historia medieval con poder moderno. Explora la Catedral de la Asunción y los jardines.
Erigida en memoria del zar Alejandro II, esta iglesia ortodoxa destaca por sus mosaicos intrincados y mármol italiano, inspirada en la arquitectura del siglo XVI. Su exterior colorido y cúpulas doradas la hacen fotogénica, mientras que el interior narra la historia del asesinato del zar.
Pero aún hay mucho más... ¿Preparad@ para la segunda parte?