Comienza tu aventura en Niza, la capital de la Costa Azul. Pasea por el Promenade des Anglais, un icónico paseo marítimo con vistas al Mediterráneo, donde el azul del mar se funde con el cielo. Explora el Vieux Nice, el casco antiguo, con sus calles estrechas, mercados vibrantes como el Cours Saleya y edificios de colores cálidos. No te pierdas la Colline du Château, desde donde tendrás vistas panorámicas de la ciudad y la bahía.
Por la tarde, disfruta de una comida típica en un bistró local: prueba la socca, una tortita de garbanzos, o la salade niçoise, un clásico de la región. Si buscas lujo, dedica la noche a explorar el ambiente sofisticado de los bares y restaurantes frente al mar.
A solo 20 minutos en tren desde Niza, Mónaco te espera con su glamour. Visita el Palacio del Príncipe, el Casino de Montecarlo y el Jardín Exótico, que ofrece vistas espectaculares. Si coincides con la temporada, no te pierdas el ambiente del Gran Premio de Fórmula 1 o simplemente pasea por el puerto lleno de yates.
Por la tarde, dirígete a Èze, un pueblo medieval encaramado en una colina. Sus calles empedradas, casas de piedra y vistas al Mediterráneo lo convierten en un lugar mágico. Visita el Jardín Botánico de Èze y, si te apasiona la historia, explora las tiendas de artesanía local. Termina el día con una cena en un restaurante con vistas, probando especialidades como el ratatouille o el bouillabaisse.
Dirígete al interior hacia Aix-en-Provence, una ciudad elegante famosa por su arte y cultura. Recorre el Cours Mirabeau, una avenida bordeada de plátanos y cafeterías, y visita la Catedral de Saint-Sauveur, con su mezcla de estilos arquitectónicos. Aix es también la ciudad de Cézanne, así que no te pierdas el Atelier Cézanne, donde el pintor creó muchas de sus obras maestras.
Si viajas entre junio y agosto, dedica la tarde a explorar los campos de lavanda en la región de Valensole, a una hora de Aix. Este paisaje púrpura es un espectáculo inolvidable, ideal para fotos y paseos tranquilos. Termina el día en un viñedo local, degustando vinos rosados de la Provenza, conocidos por su frescura y calidad.
Finaliza tu escapada en Marsella, una ciudad con carácter cosmopolita y un rico pasado. Comienza en el Vieux Port, el corazón de la ciudad, donde los pescadores aún venden su captura diaria. Sube a la Basílica de Notre-Dame de la Garde, que ofrece vistas panorámicas y una arquitectura impresionante. Explora el barrio de Le Panier, con sus calles coloridas, murales artísticos y cafés bohemios.
Para el almuerzo, saborea un plato de bouillabaisse, el guiso de pescado típico de Marsella, en un restaurante frente al puerto. Si te queda tiempo, visita las Calanques, impresionantes acantilados y calas de aguas turquesas, perfectas para una caminata o un paseo en barco.
Consejos prácticos