Imagina caminar por un serpenteante dragón de piedra que se extiende hasta donde alcanza la vista, serpenteando sobre colinas verdes y valles brumosos, como si el tiempo se hubiera detenido en el siglo XVI. La Gran Muralla china no es solo una estructura; es un testimonio vivo de la tenacidad humana, un emblema de defensa y ambición que ha inspirado leyendas, películas y millones de sueños de viaje. En 2025, con China reabriendo sus puertas de par en par tras años de restricciones, esta maravilla del mundo ofrece una experiencia más accesible que nunca. Como viajero empedernido que ha escalado sus torres bajo el sol de otoño y en la niebla invernal, te invito a descubrir por qué la Gran Muralla debe encabezar tu lista de imprescindibles en el Imperio del Medio.
Un legado de emperadores y guerreros: La historia en cada piedra
Construida entre el siglo V a.C. y el XVI d.C., la Gran Muralla no fue obra de un solo día, sino de dinastías enteras que unieron esfuerzos para proteger el corazón de China de invasores nómadas como los xiongnu de Mongolia y Manchuria. Su longitud total supera los 21.000 kilómetros —suficiente para dar siete vueltas alrededor de la Tierra—, con una altura media de 6-7 metros y un ancho de 4-5 metros en sus secciones mejor preservadas. Durante la dinastía Ming (1368-1644), se reforzó con ladrillos y piedra, convirtiéndola en la fortificación más imponente de la historia. Hoy, solo el 30% se conserva en pie, y muchas partes han sido restauradas para el turismo, pero eso no le quita su aura mística.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987 y una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno en 2007, la Muralla evoca historias de emperadores visionarios como Qin Shi Huang, quien inició su construcción unificando estados rivales. Caminar por ella es como hojear un libro de historia abierto: torres de vigilancia que susurran secretos de batallas olvidadas, y vistas que justifican el esfuerzo de cada escalón.
¿Por dónde empezar? Las mejores secciones para tu aventura
La Gran Muralla no es un monolito; sus tramos varían desde accesibles paseos familiares hasta senderos salvajes para mochileros intrépidos. La mayoría de los visitantes parten de Pekín, la puerta de entrada natural, donde se concentran las secciones más emblemáticas. Aquí va mi selección personal, basada en décadas de exploración y las tendencias de 2025, cuando el turismo sostenible gana terreno con límites de visitantes en zonas populares.
- Badaling: El clásico para principiantes
A solo 80 km de Pekín, este tramo es el más visitado y restaurado, con infraestructuras impecables como rampas para sillas de ruedas y teleféricos panorámicos. Ideal si viajas con niños o buscas una visita exprés de medio día, ofrece vistas impresionantes de la muralla serpenteando por las montañas. Pero ojo: las multitudes pueden ser abrumadoras, especialmente en fines de semana. Precio de entrada aproximado: 40 yuanes (unos 5 euros).
- Mutianyu: Mi favorita, el equilibrio perfecto
A 90 km de la capital, Mutianyu combina belleza natural con comodidad: colinas cubiertas de vegetación, menos turistas que Badaling y un tobogán de 1,5 km para bajar a toda velocidad —¡una adrenalina inolvidable!. Recomendada para familias o parejas, permite caminatas moderadas de 2-3 horas. En 2025, reserva el teleférico (100-120 yuanes ida/vuelta) con antelación vía apps como Klook para evitar colas. Entrada: 45 yuanes.
- Jinshanling: Para los aventureros de corazón
Si buscas autenticidad, dirígete a 150 km al noreste. Este tramo, menos restaurado, ofrece senderos de hasta 7 km con desniveles pronunciados y paisajes de ensueño —piensa en torres intactas desde la dinastía Ming y amaneceres solitarios. Perfecto para un día completo (4 horas de caminata), pero solo si estás en forma; evita con niños o mayores. Entrada: 55-65 yuanes según temporada, más 60-120 yuanes para el teleférico.
Otras joyas como Jiankou (salvaje y empinada, para expertos) o Gubeikou (ideal para acampar en torres de vigilancia) son para viajes de segunda visita. En 2025, el enfoque está en el ecoturismo: secciones como estas promueven caminatas guiadas para minimizar el impacto ambiental.
Cómo llegar: De Pekín a la eternidad
Pekín es tu base ideal —vuela directo desde Madrid o Barcelona con aerolíneas como Iberia o Air China—. Desde el centro, las opciones son variadas para adaptarse a tu presupuesto y energía:
- Transporte público (económico pero lioso): Para Mutianyu, toma el bus 916 desde Dongzhimen (1 hora, 17 yuanes) y conecta con shuttles locales. Para Jinshanling, tren desde Beijing Norte (2,5 horas, 12 yuanes) más taxi. Total: 3 horas, pero el idioma puede complicar.
- Tours organizados (recomendado para principiantes): Excursiones compartidas desde Dongzhimen cuestan 11-55 euros, incluyendo transporte, guía en inglés/español y entrada. Plataformas como GetYourGuide o Civitatis ofrecen opciones privadas desde 100 euros para grupos. En 2025, con la recuperación post-pandemia, reserva con 1-2 meses de antelación.
- Coche privado: 90-150 euros por trayecto, con recogida en hotel —ideal para flexibilidad.
Recuerda: para escalas en el aeropuerto de Pekín, tours directos a Mutianyu duran 8-10 horas. Y buena noticia para europeos: en 2025, españoles y muchos otros gozan de 30 días sin visado, prorrogado hasta fin de año —solo necesitas pasaporte con 6 meses de vigencia y billete de salida.
Consejos de un veterano: Sobrevive y disfruta
La Muralla no perdona: sus 8.000 km de escalones irregulares exigen preparación. Dedica al menos medio día (mejor un entero para Jinshanling), y elige la primavera (abril-junio) o otoño (octubre-noviembre) por climas suaves y follaje vibrante —evita el sofocante verano o el helado invierno, salvo que ames la nieve.
Qué llevar: Zapatos de trekking con suela antideslizante (los escalones son traicioneros tras lluvia), bastón para equilibrio, al menos 2 litros de agua, snacks energéticos y protector solar. Dinero en yuanes en efectivo —tarjetas son raras—, y una eSIM con VPN (como Holafly) para mapas offline y traductor, ya que el inglés es escaso. No olvides un seguro de viaje con cobertura médica alta (mínimo 1 millón de euros), ya que cualquier tropiezo puede escalar en costos.
Evita multitudes: Sal temprano (tours a las 7 a.m.), opta por tramos como Mutianyu y huye de festivos chinos como el Día Nacional (1-7 octubre). En 2025, apps como Alipay facilitan pagos contactless, y AMAP es tu mejor amigo para navegación.
Cerca de la Muralla, come en restaurantes locales: prueba fideos calientes o dumplings en puestos de Badaling, o opta por hoteles boutique en Huairou para una noche romántica con vistas. Precauciones: hidrátate, ve despacio en subidas y usa el tobogán de Mutianyu para un final divertido —pero reserva, ¡se agota rápido!.
Itinerarios estelares para 2025
Integra la Muralla en un viaje mayor: Día 1-4 en Pekín (Ciudad Prohibida + Muralla), tren bala a Xi'an (5 horas) para los Guerreros de Terracota, y vuela a Chengdu para pandas. Para 10 días: Pekín-Muralla (3 días), Shanghai (3), Guilin (4) por crucero por el río Li. En 2025, con trenes bala eficientes, China es más conectada que nunca.
La Gran Muralla no es solo una visita; es una conexión con lo eterno. En 2025, mientras el mundo acelera, ella te invita a pausar, a escalar y a maravillarte. ¿Listo para unirte a los emperadores? Empieza planeando —tu odisea te espera.